Entrevista a Fernanda Pérez
Por Natalia Gauna y Ezequiel Barbosa Vera // naty_gauna3@yahoo.com.ar / ebarbosavera@gmail.com
La escritora y periodista cordobesa, Fernanda Pérez fue invitada a participar del Primer Festival de la novela romántica de Buenos Aires. Aunque su primera novela Las Maldecidas alcanzó la cuarta edición aun le sorprende su publicación y relata que lo que empezó “como un juego literario” se convirtió pronto una historia que “tenía que contar”. Pérez considera que la clave está en los clásicos y ubica en ellos sus grandes influencias.
¿Cuál crees es la finalidad del evento?
Sin duda lo que han planteado las organizadoras es propiciar un espacio de encuentro entre los lectores y los autores. Algo que no es tan raro en el género de la novela romántica porque, en líneas generales, creo que se están generando en las redes sociales grupos de lectores que propician una cercanía entre el autor y el lector. Antes el autor era un ser extraño, lejano, con un mundo que solía ser hasta raro para el lector. Me parece que eso también se está modificando. Está bueno este distendido, esto de tener las charlas en un living. En definitiva, uno se da cuenta que a los lectores les gusta escuchar a aquel autor que leyó, quiere saber cómo hizo, qué pensó. También este tipo de eventos genera una especie de generosidad entre los propios autores. Acá hay una gran diversidad, autoras de distintos lugares y subgéneros de la novela. Es un espacio de encuentro entre las autoras para conocernos, compartir nuestras experiencias y compartir las problemáticas. En mi caso particular que vengo de Córdoba y edité en Córdoba con mucho esfuerzo. No es sencillo porque no es lo mismo estar en Buenos Aires que estar en Córdoba.
¿Cómo comenzaste a escribir?
Hace 16 años trabajo en el ámbito del periodismo cultural, tengo una carrera vinculada a esto. La escritura es algo inherente a mi vida. Escribo sobre literatura, lírica y teatro que son un poco mis especialidades. Entonces la novela no fue algo tan extraño en mi vida. Lo que fue raro fue llegar a publicar porque muchas veces uno escribe pero no con la pretensión de publicarla y menos sabía que iba a pasar con esta novela. Lo que pasa que después fui encontrando elementos históricos que me parecieron valiosos, rescatar una región del país que estaba como en el olvido, un personaje desconocido que es misionero… Sentía que esto lo tenía que contar.
¿Cómo fue el proceso de escritura y publicación de tu novela?
La verdad que fue un proceso de investigación muy largo. Me di cuenta que cuando estaba viajando a Misiones para investigar, que me juntaba con los historiadores, dije: “evidentemente ya dejó de ser un juego literario, acá hay algo más…” Y después empezó el otro proceso. Terminás la novela y decís: “y ahora qué hago con esto”. Empezás a buscar concursos, a buscar editoriales, mandás los manuscritos a las grandes editoriales de Buenos Aires que seguramente jamás lo leyeron. La realidad del autor es esa, sobre todo cuando uno está fuera de Buenos Aires. Por suerte, di con una editorial de Córdoba que trabaja muchísimo y que busca ganar su lugar a nivel nacional. Me está yendo muy bien ya vamos por la cuarta edición. Son ediciones chicas pero es un número importante para nosotros. Decir que uno está alrededor de los 6 mil, 7 mil libros es un número importante para una novela que presenté el año pasado.
¿Cuáles son tus influencias literarias?
Siempre digo que mis novelas son medio teatrales porque hago mucha lectura teatral. Me gusta leer teatro. Entonces esta es una novela que empezó siendo un juego muy lorquiano. De hecho, comienzo con una frase de Lorca. Es una influencia muy fuerte en esta novela. Después me gusta mucho Chejov, Shakespeare, grandes referentes del género. Y también cosas más actuales, Griselda Gambaro, por ejemplo. Me gusta que la novela tenga mucho diálogo, que yo como autora intervenga muy poco.
Dejarlos hablar…
Claro. Me gusta que cuando los personajes hablan, yo no intervenga. Ese es un poco el mundo. Ahora, qué estaba leyendo cuando escribí la novela, no sé. Tantas cosas… A mí me gusta mucho la literatura del Siglo de Oro Español pero bueno esto último está más presente en la novela que estoy escribiendo ahora. Soy como muy clásica en la lectura. Yo creo que está bueno volver a los clásicos porque tienen temas sumamente universales.
Mencionabas como se generan vínculos con los lectores en la Web. ¿Creés que es éste es un ámbito de difusión posible de la novela romántica?
Creo que sirve. Que hoy puedas tener una fan page o un sitio me parece que suma porque hay un montón de gente que se vincula de esta manera pero creo que hay que generar un perfil y trabajar sobre ese perfil. No tenemos que estar pendientes, contando todo lo que hacemos: “escribí el capítulo dos”. No sé si es ese el lugar para hacerlo, no debería ser un espacio de catarsis para el autor sino mas bien un espacio divulgatorio. Desde ese lugar es interesante. Y sí, creo que lo clave es el contacto directo: estar en ferias, ir a bibliotecas. Por ejemplo, el otro día me tocó ir a una escuela de adultos mayores que están haciendo la primaria y ellos me tenían que hacer una devolución de mi charla –que yo adapté obviamente a los intereses de ellos- y uno me dijo algo maravilloso: “cuando yo sepa leer prometo que voy a leer su libro”. Entonces yo me quedé… y pensé “todos estos son espacios” no sé si de venta pero sí de comunicación personal que es clave.
Por último, tres autores contemporáneos que te gustan…
Me gusta mucho Griselda Gambaro, volviendo a lo teatral. Me gusta porque me parece que puede hacer cosas muy de laboratorio o puede pasar a cosas muy clásicas como Mala Sangre o cosas muy contemporáneas. Esa versatilidad que tiene me fascina. En el género, Cristina Bajo es una gran referente, admiro cómo trabaja. Es una escritora de una seriedad en su trabajo que es maravilloso. Me gusta muchísimo Rosa Montero, me encanta su mirada, su versatilidad también y me encanta porque ella reflexiona sobre lo que está contando. Arturo Pérez Reverte me encanta por lo dinámico, divertido y lo atractivo. Después me fascina Saramago porque creo que tiene la maravilla de poder ser tan simple y ser tan profundo. Son muy interesantes como trabajan. Ojalá alguna vez pueda parecerme minimamente a ellos. Y creo que para todos, por lo menos de mi generación, Garcia Márquez es una cosa inevitable. Esta cosa del realismo mágico es una maravilla y por la cual todos hemos sido influenciados. Ah, y me encanta Claudia Piñeiro que trabaja otra cosa, más contemporánea pero creo que tiene una lucidez que pocas veces se encuentra, que es hablar de los crímenes sociales que me parece una cosa maravillosa.
