Entrevista a Ana Moglia
Por Natalia Gauna y Ezequiel Barbosa Vera // naty_gauna3@yahoo.com.ar / ebarbosavera@gmail.com
Ana Moglia nació en 1969 en Entre Ríos, pero actualmente vive en Córdoba. Autora de Al otro lado del océano (El Emporio, 2012), su primera novela, fue una de las escritoras invitadas a Romántica Buenos Aires. En ese marco, dictó el curso La contextualización en la novela. La magia de la descripción.
¿Cuáles son tus influencias literarias?
Más que influencias literarias, el hecho de escribir es porque soy una lectora perdida. Es así. No fue porque alguien me haya influido marcadamente sino porque amo leer y llego un momento en el que era como la fruta madura que tiene que caer. Así empecé a escribir y esta es mi primera novela. Pero no te puedo decir un nombre porque me gustan muchos.
¿Qué escritores contemporáneos leés?
Casi a todos pero te diría que hubo una persona, que es el escritor Ovidio Lagos, recientemente fallecido, al que tuve la oportunidad de conocer en varias de sus presentaciones. Cuando yo leí uno de sus libros, Principessa Mafalda, sentí que sufrí con el personaje, que parece que viene el tiburón y lo tenés cerca. Yo dije “no puede escribir tan genial y tan claro y simple”. No hay que ser rebuscado para tener un nivel. La simpleza me pegó en el corazón. Lo admiré y lo sigo admirando muchísimo.
¿Qué relación creés que tiene la novela romántica con el contexto en que se inscribe? ¿Creés que la novela romántica es política?
No podés separar historia de romance porque el romance ha estado en toda la historia, lo atraviesa de forma trasversal y vos te vas anclando en esa historia, en esa pasión. Además uno va aprendiendo. Lo que uno va aprendiendo no tiene límites pero siempre centrado en mi caso en el romance. No estoy hablando de la típica novela rosa, sino de historias que nos pueden pasar a cualquiera. El romance rosa hasta ahí. En el caso de este [libro] son personajes que han sufrido, es una historia real. María parte de Italia en 1925, un veinticinco de septiembre y deja su amor allá con todo el desgarro que implica dejar su amor y saber que no lo va a ver más. El romance atraviesa todo, lo quieran o no reconocer.
¿Te parece que hay un motivo común, que es este momento histórico preciso, esta fecha?
Yo el otro día pensaba eso. ¿Viste por ejemplo la gente que le gusta mucho el cine? ¿Cuál es el momento más emocionante? Yo he preguntado y me han dicho “cuando empieza la película, cuando te ponen el sello”. A mí me encanta cuando vos empezás el libro y –como yo pongo en el mío- leés “Puerto de Nápoles. Septiembre 1925”. Leo eso y a mí me transporta a eso. Me encanta situarlo. Quizás es lo que me gusta y sirve al lector porque aparte unís dos épocas. Yo después vuelvo a 1999, al campo, acá, en Argentina. Entonces necesito ese anclaje pensando en el lector también.
¿Cuál es esa relación con el lector teniendo en cuenta que es la idea de este evento?
Es maravilloso. Lo que está pasando en Córdoba con escritores es increíble. Yo no soy de la idea del escritor solitario, perdido, si bien en algún momento necesitás de esa soledad para escribir, pero recibir el cariño de la gente no tiene precio. A veces te dicen “ay, no sabía que eras tan común”. Vos escuchás eso y decís “pero escuchame: yo también plancho, yo también lavo”. Me dijeron “¿una escritora también plancha?”. ¡Si! Me levanto a las seis de la mañana, tengo que atender a los chicos, poner la mesa, es maravilloso. En Córdoba, los lectores son un motor y nosotros somos sus escritores. Primero prefieren Córdoba y después hay un mercado para el resto de los escritores. Córdoba está teniendo muchos escritores y los lectores te siguen. Acabo de venir de la charla y una señora que es de Córdoba lo vio por facebook y se vino. En mi caso, por ejemplo, hay otra señora que ya leyó tres veces el libro, me superó ampliamente, y la vi en una de las ferias. Por supuesto me paré, la saludé y me emocioné porque qué lindo eso de acercarte al escritor.
