Por Leticia Martin
Josefina Bianchi nació en Buenos Aires, en 1989. Estudia Letras en la UBA y es asistente de edición de la editorial Bajolaluna. Forma parte del colectivo de literatura Máquina de lavar, cuyo primer libro La pija de Hegel acaba de salir por la editorial Pánico el Pánico.
¿Sos feminista?
Sí, entendiendo por feminismo un movimiento cultural y político amplio que atañe no sólo a las mujeres sino también a hombres, travestis, trans y demás identidades sexuales.
¿Qué significa ser feminista para vos?
Pensar mis condiciones materiales de existencia. No ser feminista sería tener anteojeras sobre las situaciones de poder cristalizadas en años de patriarcado. No hace falta hacer demasiado esfuerzo para notar las situaciones en las que se dificulta la igualdad de oportunidades para las personas, por ejemplo en las relaciones laborales, la demora en la despenalización del aborto, la violencia en sus miles de formas. Todo eso nos atraviesa.
¿Tenemos que tender a la igualdad o a la diversidad?
Creo que hay que seguir tendiendo a la igualdad de oportunidades porque todavía no hay tales, y por otra parte abrazar la diversidad en referencia a cuestiones identitarias y culturales. No me parecen términos antagónicos, uno no excluye al otro.
¿Qué pensás de las categorías de varón y mujer?
Pensar el mundo en términos de binarismo es dejar afuera el enorme abanico de identidades circulantes que empiezan a manifestarse como individuos socio políticos. Qué es un hombre trans que puede dar a luz a un/a hijo/a? un hombre? una mujer? No solo es limitarse a categorías propias del patriarcado, sino que es perder de vista un mundo de posibilidades que ya dicen presente en el mapa de las identidades.
¿Qué es lo más dificultoso de ser mina?
Transitar libremente, hacer uso del espacio público sin sentirse amenazada. Tener que pelear continuamente por condiciones de trabajo y carrera equitativas respecto de los varones, intentar romper los moldes que nos imponen, tratar de hacerle entender a las instituciones el hecho de que mi cuerpo es mío y que con él hago lo que quiero. Hacérselo entender también a muchos hombres en la intimidad de un cuarto.
¿Cuál es a tu juicio la forma de violencia hacia el género que habría que atender con más premura?
Todas me parecen importantes, y desestimar determinados actos de violencia con el argumento de que hay que ocuparse más de otros me parece horrible. Pienso que de alguna manera todo viene desde una misma fuente así que me cuesta separarlo en cajas; pero sin duda la violencia misógina, que mata una mujer cada 30 horas en la Argentina, debería ser una prioridad en la agenda política.
¿En qué situaciones te sentís cosificada?
Cuando hay una opinión formada de mi trabajo únicamente por mi aspecto. Es triste en ese sentido que siendo mujer lo primero que se hace es categorizarme como tal y luego escuchar lo que digo o pienso.
